Exposición > La Sábana > Heridas > Heridas en la Cabeza

Reconstrucción de la corona de espinas de Jesús

El “Hombre de la Sábana Santa” presenta rastros evidentes de lesiones en la cabeza y en el rostro. Su cara tiene claramente hinchadas la frente y la mejilla derecha. En la frente hasta la línea del cabello, y en la parte posterior del cráneo, se observan varios pequeños coágulos de sangre provocados por trece heridas punzantes puntiformes. Sobre su frente se aprecia una gran huella de sangre en forma de “3” invertido.

Evidentemente, debió llevar algún objeto en forma de casquete con espinas filosas que le provocaron las heridas. Es muy probable que el hombre tuviera un casquete de zarzas incrustado en la cabeza. De hecho, en Cercano Oriente las coronas no eran en forma de aro ni de diadema, sino que eran casquetes suntuosos.

En un tiempo se pensó que un artista medieval habría querido retratar en la Sábana Santa al crucificado como una imagen de devoción. Cabe destacar en este contexto que en el arte cristiano anterior al período gótico, se solía representar al crucificado con la cabeza descubierta, es decir, sin la corona de espinas. Si realmente se tratara de una obra artística, la descripción visual de una corona suntuosa a través de las heridas antes de 1350 sería sumamente atípica desde un punto de vista iconográfico. Lo mismo sucede si hubiera sido después de 1350, con la diferencia de que, a partir de ese momento, la iconografía mostraba una corona de espinas, pero en forma de diadema y nunca como casquete.

Los Evangelios son una vez más, la fuente más antigua de que se dispone y en la que se hace referencia a la corona de espinas representada en la Sábana Santa, algo extremadamente inusual para una crucifixión romana, algo de lo que no existe registro documental alguno. El evangelista Juan cuenta que los romanos condenaron a Jesús de Nazaret a la cruz como “Rey de los Judíos” y, mientras le pegaban en la cara, se burlaban de Él colocándole una corona de espinas.

Heridas en la frente

Heridas en la parte posterior de la cabeza

“Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto de color púrpura, y acercándose, le decían: “ ¡Salud, rey de los judíos!”, y lo abofeteaban. Pilato volvió a salir y les dijo: “Miren, lo traigo afuera para que sepan que no encuentro en él ningún motivo de condena.” Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: “ ¡Aquí tienen al hombre!”.
(Juan 19:2-5)

Espina de Cristo (Ziziphus spina Christi), ejemplo deplanta espinosa de Tierra Santa