Exposición > Historia > Año 30 – 944: Edessa

En esta línea, la hipótesis más importante de la investigación en torno a la Sábana Santa se vuelve más probable: la síndone podría coincidir con la imagen de Cristo de la ciudad de Edessa, que se venera como patrono desde principio del siglo IV. La “leyenda de Abgar”que da cuenta de esta imagen, ha sido contada en distintas lenguas en diversos textos tradicionales.

El rey Abgar recibe la figura
en la síndone, ícono del
Monasterio de Santa Catalina
del Monte Sinaí, después de 944

El obispo Eusebio es uno de los críticos de la iconoclasia. Llama la atención que él, a diferencia de lo que se cuenta en todos los demás relatos, no mencionara la imagen de Jesús como regalo para el rey Abgar.

Una versión anterior, de Siria (alrededor de 400), cuenta que el mensajero de ese intercambio epistolar logró retratar a Jesús en Tierra Santa y llevar esa imagen sanadora a Edessa. A más tardar en el siglo VI se cuenta que el mismo Jesús es el responsable de crear la imagen, que no se hizo con intervención de la mano del hombre (“acheiropoietos”), y que Abgar se curó cuando la vio. La mayoría de los relatos de Abgar cuentan que la imagen de Jesús estaba sobre un pequeño lienzo y que sólo se observaba su rostro. No obstante, hay variantes que indican que la imagen del cuerpo de Jesús estaba en un lienzo grande. Todos los relatos sobre la imagen en la leyenda de Abgar tienen información importante en común: La imagen de Edessa.

La imagen de Cristo que se supone es la más antigua del mundo, apareció en Edessa
aprox. en 250 d. C.

En la época de Jesús, el rey Abgar V gobernó Edessa, la capital del pequeño reinado de Osroena en la parte norte de la Mesopotamia, que dependía aún de Roma.

El obispo Eusebio de Cesarea (fallecido en 340) fue el primero en relatar esta leyenda que habla de un intercambio epistolar, en el que el rey Abgar, ya enfermo, le pedía a Jesús que lo visitara y lo curara. Jesús le respondió que no podía ir hasta Edessa, y que, en su lugar, enviaría a un discípulo para que lo curara y le llevara la palabra de vida.

La figura de Jesús es fidedigna y auténtica. Se muestra su rostro y unas pocas veces, su figura en la Sábana. Además hay una imagen poco clara, como borrosa o como si hubiera aparecido por el agua o el sudor. La Sábana es de un color claro o blanca, y es de lino. Para sorpresa, en muchos relatos se utiliza una de las palabras de las Sábanas Santas de Jesús en el Nuevo Testamento para referirse a la síndone: “sindon”. (¿???) Sin embargo, no se puede concluir que existe una Sábana de Jesús. El lienzo sigue siendo el del rey Abgar. Si hubiera una imagen del crucificado en la síndone, se tendría que haber dejado de lado el contexto de la leyenda de Abgar. Aún así, se puede afirmar que, con el correr del tiempo, las descripciones de la imagen de Edessa se han acercado cada vez más a las características de la Sábana.
Poco a poco la imagen de Edessa recibe distintos nombres: “sindon” o “acheiropoietos”, “la no hecha por la mano del hombre” o, con menor frecuencia, “tetradiplon” (doblado cuatro Veces).

La iconografía muestra un punto de inflexión determinante: Con la veneración de la imagen de Edessa, comienza a cambiar ya a partir del siglo IV, la representación de Jesús en Oriente y Occidente. Las representaciones simbólicas de Jesús del principio (por ejemplo, “Cordero de Dios”, “Buen Pastor”, “Sol Invencible” o “Apolo”) difieren del retrato individual de la persona de Jesús. Ahora el joven imberbe se transforma en un hombre maduro con barba y flequillo, pelo largo peinado al medio, ojos grandes y peculiares, y una nariz larga y delgada. Alrededor del año 700, el emperador bizantino Justiniano II hace acuñar por primera vez la imagen de Edessa en monedas y da la orden de dejar de retratar a Jesús de manera simbólica como un cordero, para pasar a hacerlo con su imagen humana. Las proporciones biométricas de la cara de la Sábana y el retrato de Jesús en esas monedas son congruentes con sus características occidentales. Cuando finalmente culmina la iconoclasia en el este del imperio romano y los iconódulos salen victoriosos, se muestra en todas las iglesias del este, un lienzo largo pintado (Mandylion) con la imagen del rostro de Jesús.

Moneda de oro del emperador Justiniano II, que tenía el rostro
representado en la Sábana como modelo

Se discute si el rey Abgar V creía en Jesucristo y se transformó así en el primer rey cristiano (¿???). Según los diferentes relatos, Judas Tadeo (uno de los 12 discípulos) o Tadeo de Edessa (uno de los 70 discípulos) visitó al rey Abgar, lo curó y llevó el Evangelio a Osroena. A comienzos del siglo III, la ciudad cristiana de Osroena perdió su independencia y se transformó en una provincia romana con Edessa como sede del gobernador. Con el “Cambio Constantiniano” a partir del año 313, todo el imperio romano adoptó el cristianismo. En el siglo IV, se guardó la imagen de Edessa en la muralla para protegerla de la inundación y se mantuvo olvidada hasta inicios del siglo VI. Se dice que cuando los persas amenazaron Osroena a principios del siglo VI, volvieron a hallar la imagen en su escondite gracias a los trabajos de consolidación que se realizaban en la muralla de la ciudad. Se logró repeler a los persas y la imagen de Abgar volvió a ser venerada como patrono de Edessa, mostrándola con regularidad. Aparecieron copias en todos lados; de hecho, a partir del siglo VI, se puede observar que se venera la Sábana de una forma pronunciada, en particular en el imperio romano oriental y occidental. Los árabes conquistan Edessa en el año 640.

Mandylion alrededor del año