Exposición > Ciencia > La identidad del Hombre de la Sábana

Es evidente que muchas características, vistas desde la perspectiva del Nuevo Testamento, resultan típicas tanto para la Sábana Santa como fuente arqueológica, como para Jesús de Nazaret. ¿No se debería concluir que el “Hombre en la Sábana” es idéntico a Jesús de Nazaret?

En el área de las Ciencias aplicadas existe el cálculo de probabilidades, que no juzga lo verídico o falso, sino que determina el grado de probabilidad de una tesis al ingresar un número que se estima hipotético. En nuestro caso, se evaluarían las características que tienen en común el “Hombre de la Sábana” y Jesús de Nazaret, independientemente las unas de las otras. Se les atribuye una mayor probabilidad a las características que tienden a ser más típicas de las crucifixiones, mientras que las características menos típicas reciben un valor de menor probabilidad. Al finalizar el cálculo, se obtiene cuál es la probabilidad de que las características en cuestión se ajusten a un crucificado específico de una cantidad máxima de crucificados en el período en el que se utilizaba la crucifixión. El profesor de Física Matemática de Turín Bruno Barberis elaboró la siguiente tabla y valoración cuantitativa:

  1. Envolver el cuerpo en una síndone

    Después de su muerte, se envolvió al “Hombre en la Sábana” en un sudario valioso y se lo sepultó de forma ceremonial, algo que resultaba poco frecuente en las crucifixiones en la época romana. Se dejaba los cadáveres en la cruz para que sean presa fácil de los animales o se los enterraba en una fosa común. Los Evangelios relatan que se envolvió a Jesús en una síndone después de descolgarlo de la cruz y luego se le dio sepultura en una cueva funeraria que no había sido utilizada (probabilidad aceptada 1/100).

    La sepultura de Jesús

  2. Las heridas de la cabeza

    Se reconoce al “Hombre en Sábana” por sus heridas en la cabeza que fueron provocadas por un objeto similar a un casquete de espinas, lo que representa un fenómeno poco usual para las crucifixiones y del que no se cuenta con registros en la edad antigua. A Jesús se le colocó una corona de espinas antes de su crucifixión para burlarse de él (probabilidad aceptada 1/5000).

    El crucificado con casquete de espinas

  3. Cargar la cruz

    Tanto el “Hombre en la Sábana” como Jesús cargaron un objeto pesado sobre los hombros, probablemente el travesaño de la cruz (probabilidad aceptada 1/2).

  4. Crucifixión con clavos

    Se clavó al “Hombre en la Sábana” en la cruz, lo que solo sucedía si existía una condena judicial de crucifixión. También Jesús fue clavado a la cruz, fijándole las manos y los pies (probabilidad aceptada 1/2).

  5. Herida lateral

    No se le rompieron las piernas al “Hombre en la Sábana” para acelerar su muerte; sin embargo, sí presentaba una herida lateral punzante que se le infligió recién después de muerto.
    Tampoco le rompieron las piernas a Jesús, pero, para asegurarse de su muerte, le clavaron una lanza en el costado (probabilidad aceptada 1/10).

  6. Sepultura rápida e improvisada

    Una vez descolgado de la cruz, se envolvió al “Hombre en la Sábana” con la síndone sin lavarlo y sin untarlo, aunque hubiera habido tiempo para colocar aloe y mirra. También a Jesús lo sepultaron cumpliendo con los ritos judíos mínimos. No quedaba más tiempo para finalizar el rito de la sepultura debido al inminente festejo de la Pascuas (a partir de la puesta del sol) (probabilidad aceptada 1/20).

    La sepultura de Jesús

  7. La escasa permanencia del cadáver en la síndone después de la sepultura

    El “Hombre de la Sábana” solo estuvo envuelto poco tiempo en la síndone. Se estima que no fueron más de 2 o 3 días, porque la Sábana no presenta rastros de putrefacción del cadáver. A Jesús se lo envolvió en la síndone enseguida después de bajarlo de la cruz. Una vez transcurrido un máximo de cuarenta horas, no se encontró en la tumba, que contaba con una gran vigilancia, más que la síndone, pero no el cuerpo (probabilidad aceptada 1/500).

    Vistas 3D del rostro: arriba,con heridas; abajo, editado sin heridas

La posibilidad de que estas siete características se ajusten al mismo tiempo a un único crucificado es de 1 en 200 mil millones. Desde el punto de vista del cálculo, esto significa que uno de 200 mil millones de crucificados reunían estas siete características.

Como las siete características mencionadas que presenta el “Hombre en la Sábana” solo se describen en fuentes históricas, es decir, en los testimonios de los Evangelios de la Pasión de Jesús de Nazaret, y, partiendo de la base de que en la historia hubo menos de 200 mil millones de crucifixiones, es altamente probable que el “Hombre de la Sábana” haya sido Jesús de Nazaret.