En el marco de una nueva Festividad de San Juan Bautista, Patrono de la Orden de Malta, Caballeros, Damas y Voluntarios de esta Asociación se encontraron virtualmente para compartir el rezo del Santo Rosario.
Al inicio del mismo, nuestro Capellán Conventual “Ad Honorem”, S.E.R Monseñor Martín de Elizalde, O.S.B., Obispo Emérito de Nueve de Julio, hizo llegar unas palabras sobre la festividad a los presentes:
«En la fiesta de San Juan Bautista, la Iglesia honra la figura del Precursor del Señor. Nos podemos preguntar por qué la Orden lo ha asumido como patrono, dado que los evangelios dicen que San Juan Bautista fue una persona que vivió retirado en el desierto y en penitencia. Sin embargo, tenía un seguimiento grande de parte de la gente, que esperaba su palabra y, en particular, quería prepararse para recibir al Salvador.
Data del más grande de los hombres, dice Jesús, ya que tuvo una visión marcada en su vida desde su concepción y nacimiento. Los signos fueron el de su madre Isabel, quien quedó encinta siendo estéril, la mudez de su padre Zacarías, que no podía creer tal embarazo y que luego recobra el habla al aceptar el nombre Juan, nombre elegido por Dios. Este niño reconoce desde el vientre de su madre al Niño Jesús, que estaba esperando María cuando ella visita a Isabel. Por esto mismo, en esta figura, tan central, ejemplo de vida, hay que resaltar su condición de precursor del Señor, para convertirse luego en el primer mártir tras morir por la crueldad de Herodes, dando su vida por Cristo.
San Juan Bautista es un precursor que va adelante y anuncia. Un anuncio nunca es del todo completo, sino que busca llamar la atención, despertar el interés y suscitar un movimiento en el corazón de las personas. Y esta es una de las primeras señales sobre cómo la Orden continúa la obra e imita los ejemplos de San Juan Bautista. El carisma milenario de la Orden en la asistencia a los enfermos, pobres y necesitados, forma parte de esos signos precursores.
Cuando el mundo descubre que se necesita la caridad, no para resolver los problemas sociales, sino porque es un signo, una forma y un reflejo de la presencia de Dios que anida en el corazón de los hombres buenos que buscan vivir según la Fe. Hay que relacionar la acción caritativa de la Orden con San Juan Bautista, dándonos cuenta de que no es solamente una obra asistencial sino que se trata de un testimonio de vida, y esto es fundamental porque es a partir de ahí que podemos mejorar nuestra formación y el compromiso personal y comunitario.
El segundo aspecto de este precursor es ver cómo en el anuncio va señalando y mostrando las pautas del nuevo orden que se inicia. Reconoce que no es el Mesías pero aclara frente a todos que es preciso asumir las convicciones de la nueva ley, de vivir como el Señor quiere. Y eso es lo que en la Orden designamos como Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum, que consiste en la defensa de la Fe y la Verdad, y en la práctica vivir en coherencia con esa verdad, donde cada uno de los miembros de la Orden se esfuerza por vivir aquello con lo que se ha comprometido.
Esta doble función del Bautista nos inspira y guía en esta fiesta. Respecto a la espiritualidad y la formación doctrinal, religiosa, litúrgica y moral, tenemos tanto para profundizar y espero que podamos realizarla con mayor fuerza y éxito.
Por último, mencionar que el Papa Francisco ha agregado a las letanías de la Virgen tres nuevas advocaciones: Una de ellas es Madre de Misericordia. La misericordia no es lástima, la misericordia es grandeza. Ser misericordioso es superar los límites de la ira, la venganza, el recelo, la desconfianza, porque puede más. Y la Virgen presenta ese rostro misericordioso al cual el mismo Dios recurre para acercarnos a nosotros.
La segunda advocación es Madre de Esperanza, si recibimos misericordia eso alimenta y fortalece nuestra esperanza. Nosotros no podemos dar ni recibir misericordia si no tenemos esperanza. Y la esperanza no es un buen deseo para que nos vaya bien, sino que es una virtud del hogar que se nutre y fundamenta en lo que el mismo Dios nos ha concedido: una promesa que hemos visto cumplida en la vida de la Iglesia, los cristianos y los hombres.
La tercera, por último, tiene una incidencia más concreta y casi material, que llama a la Virgen Consuelo de los Migrantes. Sabemos que este es uno de los grandes problemas que tiene el mundo hoy. Es por eso que los invito a rezar las letanías de la Virgen donde una de las advocaciones es llamarla Salud de los Enfermos, ya que es muy necesario e importante para nosotros ahora.»
Nuestro agradecimiento también a quienes guiaron el Santo Rosario, y a cada uno de los que fueron parte, permitiendo un encuentro cálido y muy sentido.