Es bien conocido por todos que en la transición abril-mayo se producen las primeras bajas temperaturas que sorprenden con marcado riesgo de salud a nuestros hermanos en situación de desamparo. Cuando cada uno de nosotros como personas, rodeados de confort sentimos frío, también cada uno de nuestros hermanos de “siempre-en-la-calle”, con no mucho más abrigo que su propia piel aterida, nos están suplicando el favor de un abrigo. Todos recordamos el extraordinario alcance de nuestra campaña del último año de más de 700 mantas. Este año debimos superarnos y así lo hicimos, para atender a nuestro grupo próximo y llegar a sitios más distantes.